Lo hemos preparado todo.
Hemos escuchado al cliente, entendemos dónde podemos ayudarle e incluso hemos visto ciertas señales que nos indican que es el momento para lanzar el cierre.
¿Y ahora qué?
Básicamente aquí se nos abren 3 caminos:
1. El primero es hacer un resumen de beneficios, recordando (e incluso parafraseando) aquello que el cliente ha expresado como positivo.
2. También podemos predisponer al cliente con unos precierres en los que consigamos un «sí» de manera sencilla.
Después de obtener estas confirmaciones rápidas de detalles que ya conocemos, el cierre puede ser algo tan sencillo como «Pues si todo está bien, tomamos nota y lo vamos preparando»
3. Menos es más. Por eso en muchas ocasiones lo más sencillo de todo, aunque también lo más complejo, es concluir invitando al cierre.
Llegado a este punto, un simple «¿Qué te parece?» ya es un cierre.
Existen muchos tipos de cierre, acerca de los cuales se ha escrito infinidad de artículos en internet, por lo que no queremos detenernos demasiado en esto.
Por si te interesa investigar alguno, te dejamos aquí un listado de los principales tipos de cierre:
Ahora bien, en lo que se refiere a venta consultiva B2B, el cierre que más hemos utilizado en Activa Ventas y el que recomendamos a la mayoría de nuestros clientes es el Cierre por Plan de Acción.
En este cierre, vamos a establecer el orden cronológico del desarrollo del proceso, hacia delante o hacia atrás (según convenga).
“Para septiembre tienen que tener listo el establecimiento, ¿verdad? Para ir bien de tiempo tendríamos que tenerlo terminado una semana antes para que esté tranquilo y de tiempo de ultimar los detalles. Antes de esto tendríamos que hacer la instalación que son unas dos semanas. Previo a la instalación, el estudio que para hacerlo perfecto necesitaríamos otras dos semanas entre análisis y diagnóstico. Con esto deberíamos empezar la semana que viene para tenerlo todo controlado. Si le parece, lo dejamos formalizado para dar la orden a mi equipo.
Existen ciertos factores que ayudan al éxito en estos cierres, por lo que utilicemos el que utilicemos, deberemos tener en cuenta:
– Transmitir naturalidad, contundencia y seguridad a la hora de lanzar el cierre.
– Tener la fase de preguntas especializadas bien trabajada. Que nos haya permitido la identificación previa del mayor beneficio, que despierta mayor emoción e interés. Incluso lo hemos podido repetir a lo largo de la exposición.
– Tratamiento los puntos críticos antes del cierre. Si van a salir, mejor haberlos tratado antes.
– Evitar sorpresas en medio del cierre. Ej.: Aparición de información crítica importante para el cliente (permanencia, penalizaciones, letra pequeña).
– Haber hecho partícipe al cliente en los beneficios y su entendimiento, pidiendo confirmación durante el argumentario.
– Aguantar sin despeinarse el “NO”, realizando cierres hasta por tercera vez.
La respuesta, como para casi todo en esta vida, es depende. En concreto, depende de la reacción del cliente después de este cierre.
Si su reacción es afirmativa, estupendo, firmamos y comienza la producción.
Ahora bien, cualquier cosa que no sea un SÍ rotundo por parte del cliente, deberemos entenderlo como una objeción (algunas mayores que otras).
En un próximo artículo, veremos cómo lidiar con estas objeciones y, más importante si cabe, cómo minimizar su aparición.
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