En la vida en general, pero especialmente en las ventas, la imagen es muy importante.

Los clientes ligan la imagen del vendedor a la del producto, de tal manera que si ven un aspecto poco cuidado y donde no se ha puesto esfuerzo, tenderán a pensar que el producto o el servicio estará igualmente descuidado.

Es por ello que debemos encargarnos de no cometer ninguno de estos errores, algunos de los cuales encontramos muy comunmente.

1. Imagen personal no acorde con tu mercado

Este es uno de los errores con el que más a menudo nos encontramos, ya que son muchos los factores que pueden influir negativamente sin que nos demos cuenta.

Por un lado, debemos tener en cuenta cuáles son los valores del producto/servicio y que nuestra imagen no desentone con el mismo (por ejemplo, si vendemos deporte y un estilo de vida saludable, nos perjudicará que nuestra imagen diga justamente lo contrario).

Además, debemos ser conscientes de a quién le estamos vendiendo. Si estamos vendiendo tecnología como un ERP, nuestra imagen puede variar en función de si estamos yendo a una gran multinacional, donde el traje y la corbata pueden ser aliado, a hacerlo en un taller, donde ese mismo traje puede crear una distancia con nuestro interlocutor, que en muchas ocasiones nos verá como que no somos de los que se manchan las manos.

2. Ropa con la que no te sientes cómodo

Más allá de que tu imagen encaje con el producto/servicios y con el mercado al que te diriges, también debes sentirte cómodo con ella.

Cómodo en todos los sentidos. Lo primero a nivel físico, que te permita movilidad y no te pique o moleste. En muchas ocasiones vemos comerciales con una corbata que se han puesto porque «es lo que toca», pero con la que no se sienten cómodos, lo cual implica continuos movimientos de tocarse el nudo, aflojarse el cuello o similares, que pueden ser percibidos por el cliente como un símbolo de inseguridad.

Y también cómodos a nivel psicológico. Una buena imagen no es solo importante por lo que puedan pensar los demás, sino por lo que nosotros pensamos que van a pensar los demás. Es ahí donde la imagen nos puede ayudar a sentirnos más seguros y confiados en lo que estamos haciendo y transmitiendo.

3. Exceso o defecto de perfume, maquillaje, etc.

Huelga decir que la falta de higiene no es un buen aliado para la imagen personal. Sin embargo, hay que decirlo. Ya que no va a ser la primera ni la última vez que nos encontramos con olores corporales en las reuniones que pueden arruinar todo lo demás.

También es importante mencionar el caso contrario, donde el intentar cuidar la imagen puede hacer que nos pasemos de frenada. El exceso de maquillaje, por ejemplo, crea una imagen que transmite menos cercanía y naturalidad, pudiendo perjudicar a nuestra venta. Igual de negativo puede ser el exceso de perfume, que puede jugar el efecto contrario al deseado.

4. No cuidar la barba, cejas, manos…

La barba puede ser un buen aliado para la imagen del vendedor, ya que solemos asociarla a personas serias y transmite confianza. Tanto es así que en determinadas consultoras incluso solicitan a sus comerciales que se dejen crecer la barba para conseguir este efecto. Ahora bien, solo lograremos causar el efecto que buscamos si hablamos de una barba bien recortada y cuidada.

Todos nos hemos encontrado frente a frente con personas que tienen entrecejo poblado, los pelos de las cejas muy largos o la barba mal cuidada y la atención, sin querer, se centra en estos detalles, despistándonos del mensaje que nos están transmitiendo. Obviamente, como vendedores nos interesa que la atención se centre allí donde queremos dirigirla, no en estos detalles.

Lo mismo puede suceder con unas uñas mal cuidadas, que desvíen la atención mientras estamos señalando o remarcando algo en nuestra propuesta. 

5. Manchas o arrugas en la ropa

El mismo efecto que acabamos de describir para detalles del cabello o las manos, sucede también con los defectos en nuestra ropa.

Las manchas o las arrugas desvían la atención de donde queremos centrarla, además de transmitir una imagen de poco cuidado en los detalles, que hará inevitablemente que se asocie, al menos en una primera impresión, a que tampoco vamos a cuidar los detalles del producto o servicio que ofrecemos. A veces incluso un hilo suelto en la camisa puede causar este efecto, especialmente con clientes de perfil detallista.

Por supuesto hay excepciones referentes al punto 1, en sectores donde lo que se espera es que alguien que esté trabajando de manera intensa tenga manchas que lo acrediten.

6. Llevar los bolsillos abultados o como un sonajero

Este es un punto donde muchos hombres no ponen atención y que afecta enormemente a la imagen transmitida.

Cuando vemos a alguien con los bolsillos repletos de cosas (llaves, móvil cartera, boli…), la imagen que nos transmite es descuidada, muy asociado a las personas poco organizadas y pulcras.

Cuando hablamos de bolsillos, no solo nos referimos al pantalón, también hay que evitar introducir objetos en el bolsillo delantero de la camisa. Aunque sea solo un bolígrafo, termina dando de sí y cambiando la percepción de esa camisa.

También hemos encontrado comerciales que llevaban los bolsillos llenos de llaves o monedas que tintineaban continuamente al andar, anunciando su llegada como una campana. 

7. Falta de control de tu lenguaje no verbal

Siempre recomendamos que el conocimiento del lenguaje corporal se enfoque en identificar los gestos de la persona que tenemos enfrente, no en intentar falsear los nuestros. Sin embargo, si hay ocasiones en las que encontramos personas con ciertos tics nerviosos como tocarse la cara, el cuello, etc que dan a entender a nuestro interlocutor emociones negativas que no nos interesa transmitir. En estos casos, sí es importante trabajar para evitar la aparición de estos gestos no deseados. 

También ocurre en ocasiones que el comercial, precisamente por intentar generar ciertos comportamientos no verbales que no están acordes a sus sensaciones reales, genera una sensación extraña en el interlocutor, que consigue el efecto contrario.

Otro de los puntos relacionados con esto son los TOCs como repiquetear los dedos en la mesa o abrir y cerrar el bolígrafo de manera continuada, que además de distraer la atención pueden generar un nerviosismo no deseado en el cliente.