Los mejores vendedores trabajan bien y son constantes

Nos encantan las ventas porque son las que mueven el mundo, siendo firmes creyentes de que este movimiento es consecuencia de la actividad que realizan a diario millones de vendedores.

Por eso nos llamamos Activa Ventas, porque el éxito de cualquier equipo de venta va a depender directamente de su actividad bajo dos parámetros fundamentales: Ritmo y eficiencia.

El equilibrio entre las personas y estos parámetros es lo que marca fuertemente cada proyecto que realizamos.

¿Qué entendemos por EFICIENCIA?

• Correcta elección del segmento de mercado.
• Alineación de la propuesta de valor con el mercado.
• Diferenciación en la propuesta de valor.
• Enfoque a perfiles decisores e influyentes en el cliente.
• Uso de la prescripción.
• Buena organización y coordinación de acciones (marketing + ventas + SAT/SAC).
• Entender al cliente
• Desarrollar, defender y negociar la propuesta.
• Supervisión regular de oportunidades y acciones de avance.
• Vivir en el cliente y en las métricas aceptando con humildad y honestidad logros y errores.
• ¡Un clásico! Actitud. En ventas, el vaso siempre medio lleno.

¿Qué entendemos por RITMO?

• Insistir en la planificación, su medición y seguimiento semanal/mensual/trimestral.
• Dividir el objetivo económico entre el resultado previsto de acciones, hasta el plano más operativo, diario/semanal si es posible.
• Los objetivos de actividad, SMART por supuesto!
• Regularidad de las acciones para crear hábito.
• Reservar días y tramos horarios para dedicar a grupos de acciones evitando la monotonía.
• Reservar espacio con el cliente, siempre agendar. (En productos/servicios de alta implicación)
• Encadenar el final de cada acción con el principio de la siguiente, hasta el cierre final.
• Ser reactivos es fantástico si nos lo podemos permitir, conocemos a pocos que tengan ese lujo.

Cómo afectan a la venta

Aunque lo ideal para cualquiera es mínima actividad y máxima eficiencia, la realidad nos dice que la eficiencia en ventas no se consigue sin un buen ritmo de actividad, sobre todo en las etapas iniciales de la evolución profesional.

Por ello, consideramos la eficiencia y el ritmo no como valores que se suman entre ellos, sino como factores de una multiplicación. Por muy buen resultado que demos en eficiencia, si nuestra actividad es cercana a 0, nuestro resultado será casi imperceptible (y viceversa).


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