¿Por qué invertir en innovación?

Ya hemos hablado en otros artículos de por qué ventas e innovación deberían ir de la mano.

En este caso, queremos centrarnos en la importancia de mantener siempre una parte del «cerebro» de nuestras empresas pensando en qué se puede mejorar, qué cosas nuevas podemos hacer o cómo habría que enfocar nuestros siguientes pasos para sorprender a nuestros clientes.

El por qué invertir en innovación es sencillo: Porque no hay otra opción.

La realidad es esta, innovas o mueres.

Puede pasar antes o después, te puedes arruinar más o menos en ese declive, pero si no te mantienes continuamente innovando, tu negocio acabará por desaparecer.

Esto no quiere decir, por supuesto, que invertir en innovación te vaya a salvar de ese futuro. Pero es el único camino posible hacia la supervivencia a largo plazo.

Y en un mundo donde las cosas cada vez van más y más rápido, lo de el largo plazo es, cada día, menos largo.

¿Qué tipos de innovación existen?

A grandes rasgos, podemos encontrar la innovación clasificada bajo 2 enfoques principales:

El primero de estos enfoques trata de qué es lo que provoca que esa innovación aparezca, diferenciando entre el «Market Pull» y el «Technology Push».

El Market Pull hace referencia a aquellas innovaciones que vienen exigidas desde los consumidores, mientras en el Technology Push se engloban aquellas innovaciones que son posibles gracias a los avances que se van realizando a nivel tecnológico/científico.

En el segundo enfoque para clasificar la innovación, que es el más interesante para orientar nuestras inversiones, nos centramos en qué impacto tiene. ¿Está provocando que se me abran nuevos mercados? ¿Está provocando que consiga nuevos clientes?

De este modo, diferenciamos entre:

  • Innovaciones core, en las mejoramos el producto o servicio existente, sin cambiar de cliente.
  • Innovaciones adyacentes, en las que buscamos añadidos incrementales o mercados complementarios al nuestro.
  • Innovaciones disruptivas, en las que creamos productos totalmente nuevos que no se han visto en nuestro sector o nos dirigimos a nuevos mercados no explorados.

Explicamos más en profundidad estos tipos de innovación en este vídeo:

¿Cómo debería repartir la inversión en I+D?

Se habla mucho de que «hay que invertir en innovación» pero en pocos sitios podemos encontrar cifras claras de cómo hacerlo.

¿Por qué tipo de innovación debería apostar?

Innovación incremental, adyacente, disruptiva… dependiendo de dónde pongamos el foco, estaremos apostando más al corto o al largo plazo.

Y por supuesto, estaremos asumiendo un nivel de riesgo diferente y esperaremos un nivel de retorno acorde con este riesgo.

En términos generales y aunque habría que adaptarlo a la situación de cada empresa, se recomienda:

  • Destinar un 70% de la inversión a innovación core, ya que al fin y al cabo es el producto que nos está funcionando y es lo que nos aporta la rentabilidad como para poder invertir en nuestro futuro.
  • Dejar un 20% para innovación incremental, buscando siempre tener una parte del «cerebro» de nuestra empresa pensando en qué cosas nuevas podemos hacer.
  • Arriesgar un 10% en innovación disruptiva. Y sí, decimos arriesgar, porque aquí realmente no esperamos ver un retorno en el corto ni en el medio plazo, pero de aquí surgirán esos proyectos que más rentabilidad nos darán en el largo plazo.

De esta manera, en un escenario de +10 años, los retornos que estadísticamente se acaban dibujando son:

De nuevo, si queréis profundizar más en este reparto de la inversión, os recomendamos ver el siguiente vídeo: